La confianza de los consumidores en Costa Rica sigue de malas.
Todos se ven afectados, pues al descomponer el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) por niveles de ingreso es posible determinar que el pesimismo gana terreno entre las familias no solo de ingreso medio y bajo, sino también en los de alto ingreso.
En la desagregación se encontró que el segmento alto ha tenido una tendencia al pesimismo desde mediados del 2010.
Mientras que el segmento denominado como bajo, que históricamente es el más pesimista, es el que muestra más estabilidad en el último año y medio.
El grupo alto marcó su diferencia en confianza con respecto al bajo entre el 2010 y el inicio del 2011, cuando la brecha entre ambos estaba distante.
Sin embargo, en los últimos 18 meses ese margen se ha ido reduciendo al punto en que ha habido meses en que el nivel alto se acercó o tocó la misma desconfianza que el nivel bajo.
Un posible nivel de mayor información acerca de lo que pasa en el entorno nacional y una economía relativamente estable que permite ver otros problemas del país están entre las posibles explicaciones de ese mal ánimo de todas las familias.
Solo en junio, el ICC general fue de 4,3 puntos, apenas superior de lo que marcó un mes antes que fue de 4,1 de un máximo de 10. A pesar de ese repunte, la tendencia es decreciente en poco más de un año.
Se acorta la diferencia
Al tomar como medida la proporción en que se distancia el nivel alto del nivel bajo se confirma que esa brecha se viene achicando.
El porcentaje de distancia se obtiene con el promedio anual del ICC por niveles.
Así, el segmento alto pasó de ser un 56% más optimista que el grupo de bajos ingresos en el 2008 a un 34% más confiado en el 2011.
Incluso, en los siete meses de este año la medición le otorga una diferencia menor del 28%.
Dentro de esas proporciones también fue posible observar como el nivel medio está más cerca de los hogares con mayores ingresos. Para este año, los hogares más acomodados son un 9% más optimistas con respecto a los que se consideran al medio de esta clasificación.
Lo que afecta a todos por igual es su desconcierto en la tendencia de largo plazo.
Para todos los niveles, las diferencias se vienen acortando y las diferentes mediciones que se pueden hacer del ICC demuestran que la desconfianza viene ganando presencia entre todos los hogares en los últimos tres años.
Para el sociólogo Jorge Mora, actualmente predomina un clima de incertidumbre sobre el funcionamiento de las diferentes instancias del Poder Ejecutivo, lo que, a su vez, termina por afectar las percepciones de las personas, que es lo que mide el ICC.
La anterior es una de las posibles explicaciones para la desconfianza, según el criterio de Mora, para quien hay falta de respuestas eficaces por parte de las instituciones públicas frente a diversos problemas que no son necesariamente del área económica.
“Esta situación se presenta en un momento en que la economía muestra un desempeño aceptable y no hay ningún factor económico que esté afectando a los consumidores de los estratos altos, principales beneficiados con el crecimiento de la economía”, dijo Mora.
Ricardo Matarrita, asesor financiero y consultor del Incae, explica lo sucedido amparado al posible nivel de información que tengan las familias en los diferentes rangos.
“Creo que las expectativas se ven muy influenciadas por la información que cada grupo maneja y el tipo de actividad en que se encuentra inmerso” agregó.
Para Matarrita, existe la posibilidad de que los sectores medios y bajos estén más relacionados con salarios, mientras que el segmento alto con ingresos provenientes de actividades productivas, pues son dueños de empresas o inversionistas que no dependen solamente del trabajo.
Adicionalmente, la percepción para el sector alto se asocia a mayor información y, por lo tanto, a expectativas más fundamentadas, por ejemplo, en la situación internacional y en las proyecciones de la economía local.
Cambio de rumbo
En lo que respecta al ICC de julio, la medición presentó un cambio de rumbo al pasar de 4,1 a 4,3 de un mes a otro.
Aunque es una mejoría, aún es prematuro adelantar una tendencia de más optimismo.
A lo largo del 2011, el Índice tuvo algunos incrementos, pero insuficientes para llevarlo a notas por encima de cinco puntos.
Valeria Lentini, directora de proyectos de Unimer, explicó que en la lectura de agosto será cuando se confirme si el cambio positivo de julio es el rumbo de una nueva tendencia o, bien, simplemente se trata de un punto de inflexión circunstancial.
Los factores que motivaron en el mes pasado el aumento en el ICC son principalmente una reducción de las opiniones negativas de la situación económica de las familias y un mejoramiento del clima para hacer grandes compras para la casa.
Las familias cambiaron de opinión en julio pasado, pues el 48% considera que su situación estará mejor de uno a dos años; anteriormente era un 41%.
Sin embargo esos porcentajes aún están varios pasos atrás de los mejores tiempos, como lo fueron los meses a mitad del 2010, cuando era el 55% de las familias entrevistadas las que decían que sus condiciones iban a mejorar.
En lo que se refiere al ánimo para hacer grandes compras de artículos, las familias muestran una leve mejoría, pero que, en términos reales, lo que hace es recuperar terreno perdido de meses anteriores.
Actualmente, un 23 % piensa es un buen momento para hacer estas adquisiciones mientras que un 54% cree que no.
Los motivos por los que la minoría considera que es propicio hacer compras son la disponibilidad de crédito y la existencia de ofertas o precios bajos.
En el otro lado, los que están desanimados afirman, mayoritariamente, que no recurren a las compras grandes porque carecen de un ingreso suficiente y porque consideran que los precios son elevados.
Fuente: El Financiero