Presidente de Unimer defiende eficacia de estudios.
Si alguien decidiera escribir la historia electoral del país de los últimos 20 años, encontraría en las encuestas un sabroso personaje. Su campaña está plagada de historias de amor y odio, de intriga, de aciertos y desaciertos, de química y alquimia.
Esta vez sube al estrado Carlos Paniagua, presidente de Unimer, héroe de unos y villano de otros en los casi 20 años que tiene de monitorear el clima electoral del país, como parte de un proyecto conjunto con el periódico La Nación (accionista de EF).
El pasado 7 de octubre se oficializó la campaña electoral. Como cada cuatro años los candidatos salen a capturar votos y las encuestadoras van detrás, en busca de un pronóstico certero que fulmine las críticas de quienes adversan sus resultados.
¿Se puede confiar en las encuestas?
Hasta hoy siguen siendo el medio eficaz y probado de medir la opinión generalizada de la población. El asunto es que los estudios requieren varias condiciones. Una de ellas es que sea un programa, como el estudio Unimer- La Nación , con casi dos décadas, así usted no solo mide un momento coyuntural, sino la evolución de la opinión pública.
¿Fallan los estudios?
Si se hacen sin una serie de cuidados, pueden fallar. En dos décadas, nosotros hemos tenido dos encuestas que nos estaban dando resultados que se salían de las tendencias que veníamos estudiando, entonces no se publicaron. Es doloroso decirle al director de La Nación que se va a repetir el estudio, pero hemos tenido que hacerlo.
¿Pueden las encuestas recuperar la credibilidad? En los últimos años han sido vilipendiadas…
Han sido vilipendiadas. Quizás, el momento más difícil fue en la campaña del 2002, cuando encontramos que había posibilidad de una segunda vuelta. Teníamos asesores externos como la Universidad de Costa Rica, la Nacional, Flacso… cuando les mostramos los datos nos dijeron: “están totalmente perdidos”.
“Luego del tercer estudio publicamos que habría segunda vuelta, que el candidato que había partido como favorito, (Rolando) Araya, probablemente no ganaría la elección, que (Abel) Pacheco iba a la cabeza y que surgió una nueva fuerza política llamada PAC. Se produjo la reacción más fuerte, el ataque más despiadado contra los datos, sin embargo, coincidieron con los que dio el Tribunal Supremo de Elecciones, en febrero.”
¿Unimer da los resultados y se lava las manos?
Eso es imposible. En el caso del 2002 la polémica fue tal que se extendió al 2004. El Partido Liberación Nacional planteó un recurso ante el Tribunal Supremo de Elecciones, cuestionando los datos, y nosotros tuvimos que explicar lo que se hizo. Al final el Tribunal nos dio la razón.
¿Cuánto fallan los medios cuando hablan de encuestas?
Es muy frecuente encontrar errores grandes en las publicaciones porque se tiende a hablar de “le pegó”, “acertó”; se tiende mucho a publicar el dato numérico sin ninguna explicación.
“Explicar cuándo se hizo la encuesta, cuál fue la muestra, si fue telefónica o domiciliar, en fin, hay una serie de elementos que son indispensables publicar en un estudio y a veces no se hace”.
En la más reciente encuesta de Unimer se observó un apoyo de 55% a Laura Chinchilla entre los decididos a votar. ¿Usted cómo hubiera explicado este dato?
Lo ideal hubiera sido decir que tiene un apoyo entre 55%, más menos 2,8 puntos. Pero en este caso de todos modos la diferencia que hay entre la candidata del Partido Liberación Nacional y la segunda posición es tan grande… La publicación lo que deja claro es que una tendencia tiene una gran ventaja, y eso es correcto.
¿Se reduce la posibilidad de una sorpresa en las elecciones?
Apenas es el primer estudio, falta mucho. Lo que uno puede decir en estos momentos es que hay una fuerza mayoritaria, no pareciera que fuera necesaria una segunda vuelta. Sin embargo, después del fallo reciente sobre el caso Caja-Fischel, habría que medir qué impacto tendrá esto en el electorado, si es que lo tuvo.
¿Hay mano negra en las encuestas?
No es posible que una empresa de la trayectoria de esta, de 22 años, y otras con más tiempo, corran el riesgo de perder el esfuerzo de tantos años para crear una compañía, por manipular los datos. Creo que es posible que el método falle o que haya algún problema, que los resultados no se den como debe ser.
¿Los resultados de una encuesta influyen en el elector?
Todo esto ha sido investigado por Wolfgang Donsbach (comunicador), en Alemania, y ha concluido que el efecto es mínimo, no dañino, no cambia la tendencia electoral.
“Donde sí influye la publicación de encuestas es en los cuadros dirigentes y de base, y puede influir en la búsqueda de apoyo económico y financiero. Muchos candidatos, aunque se vean con menor apoyo, insisten en decir que las encuestas no son ciertas como una forma de lograr que los cuadros dirigentes sigan trabajando intensamente”.
¿Se hacen encuestas a la medida del candidato?
Eso es otra cosa. En el pasado se fabricaban empresas fantasmas que no hacían encuestas, sino elaboraban un informe, eso ya prácticamente no se hace.
¿Cuándo dice que era hace tiempo, a qué se refiere?
Recuerdo que en el 2002 salió una empresa fantasma por ahí, de las que solo aparecen para el proceso electoral.
¿Con las encuestas aplica el dicho de que quien paga la música manda el baile?
La empresa Unimer se compone de un equipo interdisciplinario, con formación académica alta, profesionales… No creo que un profesional encuentre algo que le haga cambiar su desempeño como tal, no es imaginable.
¿Fuera de Unimer, ocurre?
En el mundo de la asesoría política, hay asesores que se basan en una dirección científica de la campaña, que se basan y usan datos correctos de las encuestas, y otros que fabrican cualquier tipo de argumento para que su candidato gane, e incluso llegan a fabricar una encuesta.
¿Una casa encuestadora podría embarcar al candidato?
Aquí ha ocurrido. Rolando Araya salió, si mal no recuerdo en la elección del 2002, el 3 de febrero, a decir que una encuesta le demostraba que había ganado la elección y que por lo tanto iba a demandar a Unimer por los resultados que había publicado.
“Ese es un claro caso de engaño que se corroboró seis horas después. Sin embargo, la forma en la que el candidato salió a explicar esto evidenció que él estaba totalmente engañado”.
¿Unimer también es contratada por algún candidato?
No en estos momentos.
¿Y en el pasado?
Sí.
¿Cómo manejan el conflicto de interés en ese caso?
Tenemos 200 empleados y 22 directoras… formamos equipos de trabajo independientes, y no es posible que uno influya al otro. Sin embargo, si ambos trabajan bien, los resultados deben ser muy similares.
¿Cómo se manipula una encuesta para inclinar la balanza a favor de algo o alguien?
La forma más clara que existe, inclusive usando encuestas serias, es sacar resultados parciales o un dato fuera de contexto. Eso puede hacer que los resultados no sean objetivos.
¿Si tuviera que hacer un mea culpa, cuál sería?
En 1998, en vista de que la diferencia entre los candidatos Miguel Ángel Rodríguez y José Miguel Corrales era grande (a favor del primero de ellos), a mediados de enero decidimos que no era necesario hacer otra encuesta. Aunque en efecto identificamos que don Miguel Ángel iba a ganar, hubo una gran variación que debimos haber medido (la diferencia se cerró) con una encuesta lo más cercana posible al día de la elección. En esa ocasión no lo hicimos y hubo un cambio importante. Esto no nos ha vuelto a ocurrir.
Fuente: La Nación