La disminución en el precio del dólar comienza a tener efecto sobre la percepción de los consumidores en torno a la compra de bienes discrecionales.
Según los resultados de la medición sobre la confianza de los consumidores, correspondiente a abril, por primera vez el tipo de cambio figura como una de las variables que favorecen el momento para adquirir artículos grandes.
Es el caso de la adquisición de aparatos como lavadoras, refrigeradoras y televisores. La brecha entre quienes consideran que son malos tiempos para comprar y quienes opinan lo contrario ha tendido a cerrarse en el último año.
Hasta hace unas semanas los precios bajos, las ofertas y la variedad de opciones eran los principales argumentos de quienes consideraban que el momento era propicio para adquirir esta clase de artículos.
Sin embargo, la reducción en el precio de dólar entró a jugar en la valoración de los consumidores, desde el mes pasado, aunque de manera tímida.
El mismo fenómeno se observa entre quienes opinan que es un buen momento para comprar casa o carro.
La valoración favorable del momento actual para hacer compras se ve reflejada en el Índice de Confianza del Consumidor (ICC), del mes pasado.
Medida por este indicador, la confianza de las familias costarricenses en la economía se ubica en un nivel de 5,4 puntos (de 10 posibles), es decir, que la mayoría de las percepciones se mantienen en territorio positivo.
A pesar de lo anterior, el crecimiento que venía mostrando el ICC hizo un alto en el camino.
La mejor valoración de las familias en torno a su situación actual y al momento para hacer compras fue neutralizada por una recaída en las opiniones positivas sobre el futuro.
Esto también se aprecia en el ICC, al observar el recorrido del Índice de Condiciones Actuales de la Economía (ICAE) y el Índice de Expectativas del Consumidor (IEC).
51% Familias que piensan que el momento actual es bueno, o regular, para comprar vivienda.
45% Jefes de hogar que consideran este momento bueno, o regular, para comprar carro.
El ICC se calcula con base en los parámetros de la Universidad de Michigan. Consiste en una entrevista telefónica aplicada a 400 hogares; su margen de error es de 4,9 puntos porcentuales y la confianza del 95%.
Se basa en preguntas sobre cómo la situación personal y del hogar ha cambiado y cómo se espera que varíe, las expectativas de la economía y las condiciones actuales para comprar artículos.
Presiones
Desde enero a la fecha el colón se ha revaluado cerca de un 10%. Comenzó el año en ¢570 y para esta fecha se ubica cerca de los ¢515 por dólar.
Para quienes ganan en colones esta apreciación de la moneda local ha tendido a mejorar la capacidad de compra, por lo menos a mediano plazo.
Según el economista Rudolf Lücke, del Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas de la Universidad de Costa Rica, el hecho de que los consumidores incorporen la expectativa cambiaria en sus decisiones de compra podría acarrear movimientos en la demanda.
“Implicaría que las empresas que venden los artículos más demandados, también ajusten su producción y ventas”, comentó este especialista.
Lücke señaló que si esta expectativa cambiaria se mantiene también podría darse una reactivación económica por la vía de la demanda interna, debido a la necesidad de capital y trabajo por parte de las empresas.
Lo que es menos probable que ocurra es que esta cotización del dólar provoque reducciones drásticas en los precios de algunos bienes. Al menos así opinan en el Banco Central.
De acuerdo con Francisco de Paula Gutiérrez, presidente de esta institución, se ha observado que las fluctuaciones en el tipo de cambio se manifiestan con menor rezago en los precios.
Otro de los ajustes que están haciendo los consumidores es en torno a los precios. Las expectativas de los jefes de hogar sobre la inflación futura se moderaron.
Mientras que en abril del 2009 solo el 29% de las personas esperaba una inflación menor al 10% en el próximo año, el mes pasado este grupo aumentó a 46%.
La encuesta sugiere que los jefes de hogar han afinado levemente sus pronósticos, con base en inflaciones más bajas y un tipo de cambio más volátil.