La cercanía del fin de año no fue suficiente para que los consumidores mejoraran su ánimo.
El Índice de Confianza del Consumidor (ICC) presentó una disminución en noviembre pasado y entró al campo del pesimismo, donde mayoritariamente los hogares de menos ingreso han acampado en el 2010.
Este indicador –elaborado por la empresa Unimer para EF– tuvo un resultado para el mes pasado de 4,9 puntos de un total de 10, y en donde menos de 5 se puede asociar al pesimismo y un número superior reflejaría un mayor grado de confianza.
Es la primera vez que el ICC desciende al punto de la desconfianza este año, luego de mantenerse por diez meses con una tímida estabilidad en la zona del optimismo.
Confianza diferenciada
Al analizar el ICC por los segmentos socioeconómicos clasificados por Unimer, se refleja que –al igual que sucede en los ingresos de las familias del país– existe una desigualdad con respecto a la confianza.
Es decir, los hogares con menores ingresos han sido históricamente más pesimistas en comparación con quienes poseen más ingresos.
Una manera de establecer la brecha en la confianza es la distancia relativa que existe entre los grupos de población. Entre el de más ingresos con el menor, el optimismo ha sido superior en más de un 40% en los últimos tres años.
Específicamente, solo en dos ocasiones, el segmento de menos ingresos ha estado dentro de la valoración del optimismo, la primera fue de octubre del 2007 a febrero del 2008 y la segunda fue el pasado febrero de un total de cinco años. Es decir, este sector ha sido optimista solo un 8% del tiempo.
Por el contrario, el segmento de ingresos altos ha estado en el terreno optimista en un 75% de todas las mediciones estudiadas, cuyo total corresponde a un periodo de 68 meses.
La inequidad en el comportamiento de la confianza coincide con otras observaciones hechas recientemente, por ejemplo, en las diferencias en los ingresos de la población dadas a conocer por la Encuesta Nacional de Hogares y en los estudios hechos por el proyecto Estado de la Nación.
En la primera de las mediciones, realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), se determinó que el ingreso de los hogares con más recursos supera en 10,6 veces al de menos recursos.
“Los segmentos altos son más optimistas pero con una opinión más volátil en épocas de incertidumbre”.
Economista
68 meses de medición lleva elaborados el Índice de Confianza del Consumidor de Unimer.
En el XVI Informe del Estado de la Nación también se reveló que la relación de ingresos entre los hogares más ricos y pobres aumentó de 16 a 19,2 veces entre el 2008 y el 2009.
Ese estudio detalló que la crisis económica reciente afectó en mayor medida a los más pobres y como algunos de los más ricos obtuvieron ventaja de esa situación, dado el incremento en los ingresos de estos últimos.
Aspectos como estos son los que podrían afectar el comportamiento de las expectativas de los consumidores, pues la situación salarial y de estabilidad laboral es una referencia en la construcción de la confianza.
Resultados esperados
Para el economista Hermann Hess, las datos de la confianza en los diferentes segmentos hacen surgir varias hipótesis: una de estas es que las expectativas de las personas o de los jefes de hogar se construyen a partir de información que es común para la mayoría.
Eso explicaría por qué todos siguen una misma orientación, por ejemplo, en el 2008, cuando se dio un descenso asociado a la crisis económica internacional.
Otra de las observaciones consiste en que, durante las épocas asociadas a una mayor incertidumbre, ocurre más volatilidad en el indicador y tienden a apartarse los segmentos, afirmó Hess.
Otro aspecto que el economista apuntó es que el indicador no estaría reflejando una proporcionalidad con respecto a lo que los consumidores han pensado anteriormente.
Así, en el 2008, el indicador cayó a niveles semejantes a los que había a finales del 2005. No obstante, en el año más reciente las condiciones económicas eran peores con respecto a años atrás.
Por su parte, Eric Vargas, economista y socio de la firma Strategia Investment Advisors, afirmó que dado el comportamiento de la confianza es posible afirmar que existe una correlación con la tendencia de la economía general.
Sobre los sectores socioeconómicos, dijo que una explicación sobre la predominancia del pesimismo podría radicar en que la población de más bajos recursos usualmente está empleada en las labores más vulnerables a los cambios económicos.
De esa manera, quienes están en la construcción y en la manufactura son los que afirmarían que su perspectiva del futuro es poco alentadora y genera menos optimismo, contrario frente a quienes laboran en el área de los servicios, un campo que fue menos golpeado por la crisis.
A pesar de que la brecha de la confianza se redujo de enero a noviembre del 2010, con respecto a todo el 2009, Vargas advirtió que al hacer la comparación solo de los meses de noviembre se determina una diferencia del 58%, lo que podría hacer pensar que cuando la confianza cae, se amplían las brechas entre los segmentos.
Cabe resaltar que la última vez que el ICC estuvo por debajo de cinco fue en noviembre del 2009, luego de pasar 20 meses en el campo de las desconfianza.
Los segmentos
La encuesta del ICC agrupa a la muestra en tres sectores.
Bajo: Ocupaciones no calificadas, operarios o desempleados, primaria completa o incompleta, sin servicio doméstico, hijos en educación pública y con un ingreso mensual menor a ¢300.000.
Medio: Personas laboran como administrativos, directivos, profesional medio, técnicos, apoyo administrativo, venta, servicios directos, escolaridad más elevada, con vehículo propio en más de la mitad y ganan entre ¢300.000 y ¢750.000
Alto: Puestos de dirección, profesionales, científicos, universidad completa y estudios de posgrado, pagan educación privada a hijos y todos ganan por encima de los ¢600.000.
Fuente Unimer, El Financiero