Poco a poco las familias costarricenses dejan atrás una de las peores rachas de pesimismo que la economía ha presenciado en los últimos cuatro años.
La confianza de los consumidores, medida con el Índice de Confianza del Consumidor (ICC), llegó en junio a 4,4 puntos (de los 10 posibles), cerrando el primer semestre del 2009 al alza.
En este punto, el indicador se encuentra a tan solo un paso de alcanzar el promedio histórico que acumula desde que la firma Unimer comenzó a calcularlo para EF, en enero del 2005.
Las causas para este repunte están en la evolución de las expectativas familiares, rubro que ha tenido un progreso más favorable que las valoraciones sobre el entorno actual.
Muchas de las percepciones negativas que tienen las familias dejaron de crecer, y los hogares comienzan a exhalar más estabilidad en temas como el empleo, los negocios, las tasas de interés y la situación personal y familiar, respecto al año pasado.
Por el contrario, aspectos como el aumento esperado en la inflación y la evaluación negativa del momento para la compra de artículos discrecionales, sugieren que las familias manejan su presupuesto con cautela.
El ICC se calcula con base en una encuesta telefónica a una muestra de 400 hogares. En ella se plantean preguntas sobre la situación económica actual personal y del país, así como de las expectativas.
En las mediciones recientes el tema laboral está cada vez más presente. Los despidos y la dificultad para encontrar trabajo impregnan, tanto la valoración del presente, como las opiniones sobre el futuro de la economía.
Hace un año, el grupo con expectativas negativas sobre las condiciones de trabajo y negocios en Costa Rica superaba a los optimistas. Esta relación cambió en junio, un factor que explica el lento regreso de la confianza.
Combustible al optimismo
Así como el empleo, los precios de los combustibles figuran en la lista de aspectos que tienen efectos tangibles en el bolsillo de las personas, y por ende, en las opiniones de los consumidores.
8 de cada 10 familias consideran que los precios aumentarán durante los próximos 12 meses.
En este sentido, el economista Luis Mesalles, presidente de la Academia de Centroamérica, ratificó que la baja en los precios del petróleo, y por consiguiente de los combustibles, es una razón para que la gente sienta menos pesimismo que a fines del 2008.
“El alivio que eso pudo haber tenido sobre el bolsillo de las familias puede estar compensando el pesimismo que proviene de las noticias sobre la crisis”, comentó Mesalles. Añadió que esta reducción provocó rebajas en otros productos, que se reflejaron en una inflación menor en los últimos seis meses.
Para Mesalles, si a esto se le suma que el desempleo no subió tanto como se esperaba, y que el Gobierno ha compensado parte de los despidos en el sector privado a través de contrataciones, tiene sentido el cambio de tendencia del ICC.
De hecho, el Gobierno actual ha ganado aprobación entre los jefes de hogar en los últimos tres meses. Hoy el 36% de los proveedores dice que la administración hace un buen trabajo, contra un 24%, en marzo pasado.
Además, el 50% de los hogares opina que la labor del gobierno de Óscar Arias es buena o muy buena, el punto más alto en lo que va del 2009 y a pocos escalones del máximo obtenido (56%, en diciembre de 2007).
La confianza en la gestión gubernamental es un ingrediente muy importante para caminar hacia el optimismo. Unimer recalcó que el ICC tiende a ser más alto en los grupos con opiniones más favorables sobre la labor del ejecutivo.
El costo del dinero
Otro temor que se evapora son los aumentos en las tasas de interés de los créditos. A finales del año pasado el 77% de las personas esperaban incrementos en este rubro para los próximos 12 meses; la proporción bajó a 50%.
La opinión de que el costo de los préstamos dejará de crecer está apuntalada por la percepción de otro puñado de familias (30%), que más bien apuestan a que en los próximos meses habrá una reducción en los intereses.
En el primer semestre del año, la Tasa Básica Pasiva se ha movido con una tendencia a la baja y pocos sobresaltos. Mesalles comentó que en lo que resta del año es poco probable un movimiento brusco en los intereses.
La inflación tiende a presionar a la baja las tasas, pero el Gobierno, y sus necesidades de captación, ponen presión al alza, dijo. “En alguna medida, ambas fuerzas parecen estarse compensando”, recalcó Mesalles.
Empleo, combustibles y costo del crédito… Al final, el optimismo hacia la economía nace en el bolsillo de los hogares.
Fuente: El Financiero