Empresarios se quejan por lentitud del Gobierno para ejecutar proyectos que fortalezcan el sector
No pudieron evitarlo. La mayoría de los turistas extranjeros que nos visitó en la recién pasada temporada alta, cayó bajo el embrujo de las playas de Manuel Antonio, cedió ante los retumbos del Arenal y tropezó con la aventura de los rápidos del Reventazón.
Inevitablemente, también, más de uno se fue entre un hueco; tuvo que sufrir la diferencia abismal de precios con los nativos; uno que otro «cadenazo» y la incomodidad de una terminal aérea que, a todas luces, no se ajusta a los tiempos modernos.
Tales son las impresiones generales que revela el proyecto de Unimer –firma de estudios de opinión– llamado Turismo e Infraestructura Turística, iniciado desde noviembre de 1995, y cuya cuarta etapa finalizó en marzo anterior.
En total, 1.300 visitantes extranjeros opinaron sobre Costa Rica como destino turístico, mientras aguardaban su vuelo de regreso en las salas de abordaje del aeropuerto internacional Juan Santamaría. (Véase recuadro con detalles del estudio).
Aún cargando sus mochilas o maletas, el 69 por ciento de ellos mostró su satisfacción por el viaje realizado (incluso, el 20 por ciento dijo estar triste por irse); pero no omitieron una crítica conocida por todos: El 58 por ciento reclamó la débil infraestructura turística nacional, que ya, en innumerables administraciones, ha recibido promesas de cambio.
Para conocer la opinión sobre los principales resultados de este estudio, La Nación intentó comunicarse con Carlos Roesch, ministro de Turismo; Eduardo Blanco, gerente del Instituto Costarricense de Turismo (ICT); Bernardo Arce, ministro de Obras Públicas y Transportes, y Alejandro Molina, director de Obras Públicas. Ninguno se encontraba en sus despachos por giras o viajes al extranjero.
Primero, lo primero
Empecemos con lo bueno: El 60 por ciento de los visitantes consultados le confiere a los recursos naturales (parques nacionales, playas, volcanes y vida silvestre) el mérito de ser la principal fortaleza de nuestro país como destino turístico.
Igual, mencionan el trato de los ticos (24 por ciento) y la seguridad y la tradición pacifista de los costarricenses.
Del total, solo el 3 por ciento dijo sentirse peor que al inicio del viaje, y el 65 por ciento respondió afirmativamente a la pregunta «¿visitaría Costa Rica nuevamente?»
El 73,5 por ciento de quienes nos visitan lo hace por primera vez. Algunos han vacacionado antes en Estados Unidos (24 por ciento), Europa (18 por ciento), México (11,5 por ciento) y Suramérica (10 por ciento), entre otros. Pero, para el 33 por ciento de ellos, sus vacaciones en Costa Rica fueron mejores.
En su mayoría, proceden de Estados Unidos (54 por ciento) y Europa (28,7 por ciento); 6 de cada 10 tienen estudios universitarios y de posgrado, y pasan, en promedio, 17,3 días en el país, donde gastan –el 30 por ciento– más de $2.000 durante su estadía.
Para que todos escuchen
Antes de partir, sin embargo, dejaron un paquete de advertencias que, años atrás, en estudios similares, también han sido escuchadas: ellos no pasaron por alto ni los daños en las carreteras nacionales y los altos precios de los servicios, ni los robos, la contaminación y el mal servicio de transporte.
Según el estudio de Unimer, el 67 por ciento de los visitantes consultados considera que Costa Rica tiene debilidades en el sector turístico; señalan como la principal, su infraestructura, con los huecos de las calles incluidos (58 por ciento).
«Esta encuesta viene, de nuevo, a poner el dedo en la llaga. No es información nueva pues de todos es conocido el problema de infraestructura que tenemos», dijo Mauricio Ventura, presidente de la Cámara Nacional de Turismo (CANATUR).
Y esto, a consideración de Haydée Mendiola y Carlos Paniagua, de Unimer, debe tomarse en cuenta si se supone que, para 1997, se tiene como meta atraer a millón y medio de turistas y generar $1.200 millones en divisas. «Hay diversos obstáculos que generan temor sobre las posibilidades de un desarrollo turístico sostenido. Entre esas limitantes están la infraestructura obsoleta e insuficiente y la falta de esfuerzos por conocer lo que el turista opina del país», dicen Mendiola y Paniagua en el estudio.
Años recientes demuestran que, aunque existen buenas intenciones por parte del Estado, el ejecutarlas supone un largo y engorroso proceso. Agustín Monge Puig, presidente de la Cámara Costarricense de Hoteleros y Afines, recalcó lo anterior y agregó: «Aunque hay algunos logros, a todas luces no son completos. La frustración con el Gobierno es total. Si usted hubiera juntado a 10 personas para dañar una actividad económica, se hubiera encontrado con una fórmula idéntica a la que está aplicando el Gobierno con el aumento de las tarifas en parques nacionales, el aumento en el impuesto de salida para los extranjeros, el impuesto de habitaciones, el 1 por ciento sobre los activos…»
Nuevamente, las sugerencias se repiten: acabar con el mal estado de las carreteras (52 por ciento), bajar los costos de servicios (11 por ciento) y … ¡limpiar el país! (10,5 por ciento).
¿Seguirán estos consejos? «En acuerdo tomado entre empresarios y Gobierno, en marzo pasado, se prometieron tantas cosas, mucho relacionado con lo dicho por los turistas. Esperamos que esta vez cumplan», sentenció Monge Puig.
Fuente: La Nación