Seis de cada 10 personas aseguran que el dinero les alcanza sin pasar grandes dificultades.
Incluso, a una de cada 10 hasta le alcanza para ahorrar.
Sin embargo, eso no significa que la mayoría logre satisfacer todas las necesidades básicas propias y de su familia.
Según muestra la última encuesta de Unimer para La Nación , menos de la mitad de la población ha logrado ese objetivo.
Solo cuatro de cada 10 costarricenses dice tener tales necesidades “totalmente” o “bastante” satisfechas. El resultado contrasta con el de marzo, cuando eran cinco de cada 10 quienes se expresaban de ese modo.
Con este porcentaje (39%) se regresa a las cifras registradas en diferentes momentos del 2007.
Los hombres logran más satisfacción de sus necesidades básicas que las mujeres, y coinciden con ellos las personas de ingresos altos y que tienen educación universitaria.
Más apuros. A la vez, creció el porcentaje de ciudadanos que pasa apuros económicos.
Mientras en marzo el 30% de los entrevistados decía que sus necesidades básicas estaban “poco” o “nada” satisfechas, ahora son 33% quienes responden así.
Ese porcentaje es tan alto como los registrados en varias encuestas realizadas a lo largo del año pasado.
Las personas mayores de 50 años y las de bajos ingresos son quienes menos logran satisfacer sus necesidades.
De vuelta en el tema de ingresos, se redujo el número de costarricenses que tiene suficiente dinero para ahorrar.
Hace seis meses, 13% decía que los ingresos le alcanzaban para cubrir lo básico e incluso ahorrar. Hoy solo 8% experimenta tal situación.
Quienes dicen que les alcanza y pueden ahorrar son principalmente las personas con educación universitaria (17%), las de alto nivel socioeconómico (23%) y aquellas entre 18 y 29 años (15%).
Aunque entre los vecinos del Gran Área Metropolitana solo el 11% puede ahorrar, están mejor que los del resto del Valle Central urbano y rural. Ahí solamente al 5% le alcanza para hacerlo.
Falta dinero. Pasan “algunas” o “grandes” dificultades cuatro de cada 10 personas mayores de 30 años, con educación primaria o sin estudios y los vecinos del resto del Valle Central rural.
Casi la mitad de las personas de nivel socieconómico bajo se clasifica también en esas dos categorías.
Los entrevistados que dijeron atravesar mayores dificultades económicas y tener más necesidades básicas insatisfechas son también los más pesimistas sobre su situación familiar.
Lo anterior se evidencia tanto cuando se les pregunta por lo ocurrido en el último año como sobre sus expectativas para el próximo.
Fuente: La Nación. 14 de setiembre, 2008