Las tendencias identificadas por la encuesta de Unimer para La Nación se confirmaron plenamente en las urnas
Las informaciones de La Nación sobre sus encuestas fueron objetivas y esclarecedoras
Empresas encuestadoras realizan una labor meritoria y en ascenso
En los últimos 15 años los estudios regulares y sistemáticos de la empresa Unimer permitieron a La Nación señalar a sus lectores las principales tendencias de la opinión pública. Así ocurrió, una vez más, durante el reciente proceso electoral.
La última encuesta de la campaña se ejecutó entre el 27 y el 31 de enero, y los resultados fueron publicados por La Nación el jueves 2 de febrero. Los datos confirmaron algunas tendencias detectadas en el estudio efectuado entre el 15 y el 23 de enero, e identificaron importantes cambios en otras.
Entre los principales hallazgos figuraba la variación en las intenciones de voto. El apoyo a Óscar Arias estaba en franco deterioro, con un retroceso del 7% entre uno y otro estudio. Ottón Solís, por el contrario, había crecido un 6% con respecto al estudio anterior, y la tendencia en su favor estaba marcada.
A la fecha de la última encuesta, el respaldo para el candidato del PLN se ubicaba entre el 39% y el 46,2%, si se toma en cuenta el margen de error. La elección confirmó la tendencia, y Arias logró una votación dentro del rango indicado. Por otra parte, el apoyo al candidato del PAC oscilaba entre el 27,9% y el 35,1%. En consonancia con el rumbo marcado por la encuesta, se enfatizó que «los indecisos se inclinan más por Solís».
Efectivamente, la tendencia continuó desarrollándose en los días posteriores a la última medición y se concretó en las urnas el 5 de febrero. En esa fecha, la Escuela de Estadística de la UCR hizo una encuesta telefónica y detectó que el 24% de los votantes de Ottón Solís se decidieron en la última semana del proceso electoral.
Si el dato de la UCR es correcto, la precisión de Unimer está doblemente confirmada. La encuesta daba a Solís el 31,5% de apoyo con un margen de error del 3,6%. En las urnas, el apoyo a Solís se ubica alrededor del 41%. Los nueve puntos y medio de diferencia entre la encuesta y las urnas coinciden con ese 24% de votantes de Solís que se decidieron en la última semana, cuando La Nación ya no podía publicar ningún estudio sin violar las prohibiciones de ley.
En otras palabras, Unimer fue precisa en todo lo que era posible medir cuando ejecutó los estudios. A partir de ahí identificó tendencias que siguieron desarrollándose y quedaron confirmadas en las urnas. El desarrollo de esas tendencias no pudo ser medido porque, en los días que median entre la última encuesta y las elecciones, Unimer no ejecutó ningún estudio similar pues la ley impide su publicación.
El último estudio de Unimer también corroboró la tendencia al fuerte abstencionismo, que oscilaba entre el 35,4% y el 41%. El 5 de febrero, como es sabido, alrededor del 35% de los votantes no acudió a las urnas.
Estudios anteriores también permitieron hacer proyecciones sobre la posible constitución del Congreso. Según los datos provisionales entregados por el TSE, las tendencias señaladas para los partidos, dentro de determinados rangos, resultaron acertadas, excepto en el caso de una curul.
Nada de esto debe entenderse como una afirmación de la clarividencia que, por ignorancia, muchos atribuyen a las encuestas. No se publicaron encuestas para hacer predicciones y, si hubo una coincidencia entre el resultado y los datos recopilados con una semana de antelación, también es cierto que las tendencias pudieron haberse acentuado o revertido hasta alejarnos del resultado final.
Desde hace meses, Unimer identificó particularidades de este proceso electoral, muy distinto de los anteriores, que aconsejaban recurrir a nuevas metodologías y a una mezcla de técnicas cualitativas y cuantitativas. Todas las investigaciones cuantitativas se realizaron cara a cara y no por teléfono, visitando los hogares definidos mediante una muestra representativa de la población. La metodología permitió diferenciar entre personas indecisas de ir a votar -posible abstencionismo- e indecisos respecto a cuál candidato apoyar. Igualmente, entre personas decididas a no sufragar y quienes no deseaban dar información. A esto se agregaron análisis de historia de voto del elector, evolución de simpatía partidista y otros datos.
La investigación de opinión pública es indispensable para analizar el comportamiento de la sociedad, expresar las preferencias políticas y coadyuvar en el control de autoridades e instituciones, todo lo cual es necesario para el fortalecimiento de la democracia. Por eso, es importante reconocer el trabajo de las empresas que contribuyen a consolidar el uso de estos instrumentos en Costa Rica, para cerrar la brecha que nos separa en esa materia de las sociedades más avanzadas.
Fuente: La Nación. 19 de Febrero, 2006