Un año y tres meses después de que se iniciara la gestión del presidente de la República, Ricardo Martinelli, el descontento por la salud de la democracia panameña supera con creces a la satisfacción que se siente por el sistema.
De acuerdo con la más reciente encuesta de Unimer, el 49.8% de los panameños no ve con buenos ojos el giro que ha tomado la democracia en Panamá. Solo el 23.7% dijo estar satisfecho con la actual situación.
La encuesta, realizada del 7 al 11 de octubre de 2010 por encargo de este diario, coincidió con una serie de anuncios presidenciales que lograron bajar el tono de la confrontación iniciada con la aprobación de la Ley 30, y profundizada con la condena a dos periodistas.
Tras el fallo judicial, el presidente Martinelli aprobó un indulto para los periodistas condenados. “Es un problema del sector Judicial”, fue su declaración intentando poner distancia con lo sucedido.
Sin embargo y previo a la condena que ocasionó una gran reacción, tanto nacional como internacionalmente, periodistas y comunicadores habían denunciado presiones del Ejecutivo.
Además, tanto la oposición política como organizaciones de la sociedad civil han venido criticando el debilitamiento de la institucionalidad democrática, manifiesto en temas como la ingerencia del Ejecutivo en el Órgano Judicial –Corte Suprema y Ministerio Público–, la Contraloría General y el Órgano Legislativo.
En ese sentido, la oposición acusa al presidente Martinelli de “concentración de poder”.
Milton Henríquez, presidente del opositor Partido Popular, comentó que para mejorar la democracia se debe reformar el sistema electoral para promover mejor calidad en la representación política.
Por su parte Magaly Castillo, de la Alianza Ciudadana Pro Justicia, afirmó que Panamá tiene una democracia “muy débil” que se limita mucho a lo electoral. “Se necesita fortalecer la libertad de expresión y de asociación y así cimentar la democracia”, dijo.
La activista de derechos humanos agregó que la construcción de la democracia es responsabilidad de todos los ciudadanos, por lo que se debe dejar de lado la apatía ciudadana y participar en la vida pública.
Un año y tres meses después de que se iniciara la gestión del presidente de la República, Ricardo Martinelli, el descontento por la salud de la democracia panameña supera con creces a la satisfacción que se siente por el sistema.
De acuerdo con la más reciente encuesta de Unimer, el 49.8% de los panameños no ve con buenos ojos el giro que ha tomado la democracia en Panamá. Solo el 23.7% dijo estar satisfecho con la actual situación.
La encuesta, realizada del 7 al 11 de octubre de 2010 por encargo de este diario, coincidió con una serie de anuncios presidenciales que lograron bajar el tono de la confrontación iniciada con la aprobación de la Ley 30, y profundizada con la condena a dos periodistas.
Tras el fallo judicial, el presidente Martinelli aprobó un indulto para los periodistas condenados. “Es un problema del sector Judicial”, fue su declaración intentando poner distancia con lo sucedido.
Sin embargo y previo a la condena que ocasionó una gran reacción, tanto nacional como internacionalmente, periodistas y comunicadores habían denunciado presiones del Ejecutivo.
Además, tanto la oposición política como organizaciones de la sociedad civil han venido criticando el debilitamiento de la institucionalidad democrática, manifiesto en temas como la ingerencia del Ejecutivo en el Órgano Judicial –Corte Suprema y Ministerio Público–, la Contraloría General y el Órgano Legislativo.
En ese sentido, la oposición acusa al presidente Martinelli de “concentración de poder”.
Milton Henríquez, presidente del opositor Partido Popular, comentó que para mejorar la democracia se debe reformar el sistema electoral para promover mejor calidad en la representación política.
Por su parte Magaly Castillo, de la Alianza Ciudadana Pro Justicia, afirmó que Panamá tiene una democracia “muy débil” que se limita mucho a lo electoral. “Se necesita fortalecer la libertad de expresión y de asociación y así cimentar la democracia”, dijo.
La activista de derechos humanos agregó que la construcción de la democracia es responsabilidad de todos los ciudadanos, por lo que se debe dejar de lado la apatía ciudadana y participar en la vida pública.
Fuente: La Prensa, Octubre 2010