Tendencias de esta campaña se anunciaron desde 1995
Carlos Paniagua
Gerente general de Unimer
Los resultados de la encuesta Unimer-La Nación que se publican hoy reafirman la tendencia mostrada en nuestros estudios anteriores, según la cual un amplio sector de costarricenses expresa su intención de que la primera elección del siglo dé inicio a un proceso de cambio electoral y político del país.
El estudio nos revela algunas tendencias claras. En primer lugar, confirma la presencia de una nueva fuerza política capaz de hacer frente, electoralmente, a los dos partidos tradicionales. La existencia de esa nueva fuerza, que ahora es un hecho, fue puesta en duda por algunos dirigentes políticos en diciembre pasado cuando publicamos datos que señalaban su presencia.
En segundo lugar, el estudio indica que tendremos un fraccionamiento de la Asamblea Legislativa con cuatro agrupaciones políticas principales, más algunos diputados de organizaciones minoritarias, pero ningún partido alcanzará, separadamente, la mayoría para controlar el Congreso.
Nada sorprendente. Los anteriores hallazgos no deberían sorprender a la dirigencia partidista. Un amplio sector de la sociedad costarricense venía manifestando, al menos desde 1995, insatisfacción con la política y los políticos nacionales, así como deseos de encontrar nuevas opciones partidistas. Precisamente, el primer estudio realizado como parte del programa de investigación Unimer-La Nación, al iniciarse esta campaña electoral, reiteraba de manera clara tales aspiraciones. Esos resultados fueron publicados y, además, presentados a una amplia audiencia, incluidas las cúpulas partidistas, en un seminario efectuado en marzo del 2001 en La Nación, que contó incluso con la participación de tres académicos internacionales.
En tercer lugar, los costarricenses se muestran más dispuestos a sufragar y, por tanto, el abstencionismo se situará en cifras más cercanas a lo observado antes de 1998.
En cuarto lugar, en nuestro estudio de diciembre (publicado el 9 de ese mes), se expuso por primera vez la posibilidad de que se requiera una segunda ronda electoral para escoger al próximo presidente. Ese escenario no se puede descartar, como lo indican los resultados de la actual encuesta, concluida cinco días antes de las elecciones.
Posiciones de candidatos. Por otra parte, el estudio, aunque nos da una tendencia, no nos ofrece un claro panorama para establecer, según la teoría estadística, el posicionamiento que podrían lograr los candidatos el día de las elecciones.
Si tomamos uno de los posibles escenarios que nos entregan los datos, que muestra las intenciones de quienes están totalmente o «probablemente» decididos a votar, y que participaron en una votación simulada durante la encuesta, Pacheco obtiene una preferencia, en el momento de realizar el estudio, del 33,5 por ciento (37,4 por ciento a mediados de enero). Al tomar en cuenta el margen de error, debemos entender que ese dato puede asumir un valor que se ubica entre un 30,4 por ciento y un 36,7 por ciento de los votos válidos emitidos. Si el comportamiento de los electores se mantiene dentro de esta tendencia, aunque Pacheco obtenga el primer lugar, no alcanzaría el porcentaje necesario para ser elegido presidente este domingo.
El candidato del PLN, obtiene en ese mismo escenario una intención de voto en su favor del 29,7 por ciento (24,2 por ciento a mediados de enero), con un posible mínimo del 26,5 por ciento y un máximo del 32,8 por ciento.
La intención de voto a favor del candidato del PAC es del 28,4 por ciento (30,2 por ciento a mediados de enero), con un posible mínimo del 25,2 por ciento y un máximo del 31,6 por ciento.
Como puede observarse, estos datos nos dan una tendencia de una contienda muy disputada ya que, aunque Pacheco tiene una diferencia a su favor, esta es muy pequeña, estadísticamente hablando, para dar por seguro su triunfo.
Influencias posibles. En relación con estas cifras debemos realizar varias observaciones:
Primero, estos datos surgieron de un estudio que, obviamente, no toma en cuenta el efecto que podrían tener en la intención de voto las acciones de la campaña que ocurran durante la presente semana.
Segundo, la intención de voto medida en este estudio hace aún más difícil establecer conclusiones en relación con la segunda y tercera posición, ya que nos encontramos frente a lo que los estadígrafos denominan un virtual empate.
Efectivamente, el apoyo que obtiene Araya es muy similar al de Solís: un 29,7 por ciento y un 28,4 por ciento, respectivamente. Si comparamos los rangos citados arriba, ambos tienen posibilidades de ocupar el segundo lugar.
Fuente: La Nación. 31 de Enero, 2002