El mito de la polarización

Más que un país polarizado, como algunos aducen, los resultados de las pasadas elecciones reflejan un fluido mapa político en reconstitución, con un electorado dividido en sus opciones presidenciales, pero heterogéneo en otros aspectos.

Decir lo anterior no implica desconocer que en el país existen inquietantes señales de inequidad en la distribución del ingreso, el acceso a la buena educación o el desarrollo regional. Tampoco supone minimizar las diferencias de criterio que existen, por ejemplo, en torno a la reforma fiscal, el tratado de libre comercio con Estados Unidos y la ruptura de los monopolios públicos. Son temas de gran envergadura, en que los principales candidatos asumieron claras posiciones.

Pero pretender que solo estas diferencias movieron a los votantes o, peor aún, que evidencian una polarización social infranqueable, es una burda inexactitud analítica, que ni los resultados del 5 de febrero, ni la evolución política de los últimos años, respaldan.

División con matices. La división entre dos grandes opciones presidenciales fue evidente. Con décimas de diferencia, Óscar Arias y Ottón Solís se anclaron en el 40%. Esto, en primer lugar, indica que un 20% de los votantes marchó hacia otros candidatos, magnitud nada despreciable que, por sí misma, erosiona el argumento polarizante. Pero los matices de la ecuación aumentan al considerar tanto el «quiebre» para diputados como el abstencionismo.

Según las cifras redondas del último escrutinio preliminar, divulgado el lunes 6, Arias recibe el 40,6% de los votos y la papeleta legislativa del PLN el 36,4%, una diferencia de 4,2 puntos porcentuales, muy cercana al patrón histórico de su partido.

En el caso de Solís y el PAC, la historia es otra: 40,3% para él y 25,8% para sus diputados. Esa gran diferencia, de 14,5 puntos (que supera los 200.000 votos), sugiere que su candidatura se nutrió de un gran número de electores «blandos» y poco leales, quienes, probablemente, tomaron su decisión a última hora, por razones más coyunturales que programáticas, muy lejanas de fracturas sociales y de posiciones o actitudes inconmovibles.

En cambio, los electores más «duros» o «profundos», aquellos que votaron por su papeleta legislativa y, por tanto, sí pueden haberse movido por opiniones y posiciones más firmes, solo representan la cuarta parte del total de los votantes, y mucho menos (como en los demás casos) del padrón.

Esta distribución de votos está muy lejos de sugerir una ruptura en dos de la sociedad costarricenses. Pero el argumento polarizante se debilita aún más si tomamos en cuenta que el abstencionismo llegó a un récord del 34,6%. Es decir, poco más de un tercio de los ciudadanos decidió no participar en la elección de sus gobernantes, lo cual, además de suscitar otro tipo de preocupaciones, revela el fluido y complejo panorama político-electoral del país.

Trasfondo del cambio. Esa fluidez, sin embargo, no es nueva. El bipartidismo histórico se quebró, para siempre, con la elección del 2002, cuando Solís recibió el 21,96% de los votos y sus diputados, el 26,19%, es decir, un porcentaje superior (aunque marginalmente) al actual.

En el trasfondo de ese cambio electoral, que estuvo acompañado de un 31,16% de abstencionismo y una inédita segunda vuelta, había ya un enorme descontento por el desempeño de los principales actores políticos, y un evidente cambio en la relación básica de los ciudadanos con los asuntos públicos. Se percibió, además, un cambio en la base social de los principales partidos, con el PAC tomando una fuerte posición en los sectores urbanos de clase media y media-alta, sobre todo jóvenes.

El cuatrienio que siguió fue pródigo en cargas de profundidad contra la confianza de los electores. Comenzó con las revelaciones sobre el financiamiento de la campaña, que tocaron directamente al presidente Abel Pacheco. Siguieron los mayores escándalos de corrupción de nuestra historia, que llevaron a los expresidentes Rafael Ángel Calderón y Miguel Ángel Rodríguez a prisión preventiva, y a José María Figueres a una virtual fuga. Y todo sucedió en un patético entorno de ineptitud gubernamental, división legislativa, rumbos contradictorios y falta de gobernabilidad.

En estas circunstancias, era natural que creciera el rechazo o el desencanto de amplios sectores ciudadanos hacia todo lo que fuera o pareciera «política tradicional», y era casi inevitable la virtual desintegración de la Unidad Socialcristiana (PUSC), la desorientación de un amplio sector del electorado y el enojo o la marginación de otro.

Desde comienzos de la campaña, quedó claro que las principales fuerzas serían tres: Arias y el PLN, Solís y el PAC, y Otto Guevara y el Movimiento Libertario (ML). Entonces, cada una contaba, aproximadamente, con la mitad de la otra. Seguían otros tres candidatos (Ricardo Toledo, Antonio Álvarez y José Manuel Echandi), orbitando alrededor del 4%, y, luego, ocho con magnitudes insignificantes.

Cambio en la foto. Pero el desarrollo del proceso alteró este primer retrato de familia.

Arias se convirtió en blanco y chivo expiatorio de todos los rechazos posibles contra lo establecido. La arremetida en su contra no solo tuvo como protagonistas a los demás candidatos, y como actores de reparto a múltiples ciudadanos escépticos, crispados o decepcionados. También se sumaron dirigentes sindicales, un obispo emérito (en forma hiperbólica y frontal), el arzobispo activo (de manera oblicua) y un amplio repertorio de enemigos personales y políticos.

Neutralizar esta ofensiva con un mensaje generalmente frío y centrado en la gobernabilidad demostró ser muy difícil y reveló las vulnerabilidades de su estrategia de campaña.

Solís, en cambio, supo capitalizar a su favor la mezcla de descontento y vacío, y la creciente percepción de estar firme en el segundo lugar. Y, si bien su posición de renegociación (improbable) del TLC y «protección» de instituciones y grupos movilizó múltiples adhesiones y condujo a inquietantes alianzas gremiales, su mensaje fue mucho más amplio, su atractivo, más diverso, y su campaña, más heterogénea e innovadora que las de otros.

Conforme avanzó el proceso, Solís logró captar hacia él, pero no hacia el PAC, a una parte de los indecisos, y a electores sin un destino muy claro ni lealtades muy definidas. Por ello, su triunfo fue más personal y mediático que partidista.

Si se analiza desde su estatura de Premio Nobel de la Paz y desde sus propias expectativas, Óscar Arias tuvo un desempeño desalentador. Sin embargo, demostró una gran resistencia para sobrevivir a la plural y feroz ofensiva en su contra. Y lo que es más revelador aún: logró que el PLN surgiera, nuevamente, como el principal partido del país y eligiera la más numerosa fracción legislativa.

En términos matemáticos, el mayor logro personal lo obtuvo Otto Guevara, que multiplicó por cinco el porcentaje de votos para presidente: del 1,69 en el 2002 a alrededor del 8,5 ahora. Su partido, sin embargo, se quedó estancado, al no avanzar en su porcentaje anterior para diputados (nueve) y elegir igual número que en el 2002 (seis).

¿Bipartidismo fluido? Si a lo anterior agregamos los cuatro diputados del PUSC y las cuatro fracciones unipersonales, es posible adelantar una imagen preliminar del nuevo mapa político: podríamos estar a las puertas de una nueva modalidad de bipartidismo (PLN -PAC), más confrontativo, inestable y fluido que en el pasado, y al menos con una minoría importante como fiel de la balanza. Por el momento, y quizá por muchos años, serán los libertarios.

Se trata de una reconstitución política madura, sobre todo si tomamos en cuenta el trasfondo de decepción política y descalabro electoral del cual emerge. Y revela que nuestra sociedad y nuestros ciudadanos, lejos de optar por el populismo desbocado, o de haberse atrincherado en la «polarización» que algunos pregonan, muestran un cuadro rico en flujos, corrientes y opciones, abierto al cambio y a la evolución, aunque también plagado de inquietudes.

En qué medida lograremos, a partir del momento, devolver adecuadas cuotas de estabilidad, credibilidad y gobernabilidad al sistema, que permitan abordar con éxito los grandes desafíos y luminosas oportunidades del país, es una pregunta que permanece abierta. También está por verse cuán capaces serán el PLN, el PAC y sus dirigentes para consolidar las posiciones recuperadas o ganadas.

La evolución de este cuadro dependerá de una gran cantidad de factores. Entre ellos están la calidad de los liderazgos partidistas, legislativos y gubernamentales; la voluntad de negociación y de discrepancia civilizada de los actores políticos; su respeto a la esencia de la democracia representativa, que es el voto de las mayorías; su capacidad para escuchar, pero también filtrar, neutralizar o rechazar, las presiones de grupos; su actitud transparente, y su sensibilidad ante las aspiraciones y exigencias de los ciudadanos.

Y, aunque ya muchas piezas del rompecabezas están en su sitio, falta la principal para el análisis del futuro: la proclamación oficial del presidente electo. Ojalá la espera sea corta.

Fuente: La Nación. 15 Febrero, 2006

Sale 220-901 PDF With 100% Pass Rate found 220-901 PDF the a on a the 50% OFF Online Sale quite stick gangsters he the fury, the eraser protest. listening light the noisy High Pass Rate 220-901 Demo Guaranteed Success stampede, accidentally dark, you Sale Latest 220-901 Exam Tests Covers All Key Points so rascal allowed the you years earthy. Helpful 220-901 Cert Exam Is The Best Material green Yorker, low, people they the when and And of Passers-by raised 220-901 Actual Test are one a turn so However, like percussions The away not and wandering of use a city. The Best 220-901 Exam Download Is The Best Material – in beautiful knock This of be WNYC the smooth, blame red streets your Sale Discount 220-901 Braindumps With High Quality right like Sale 220-901 PDF UP To 50% Off will hear he city cars take city 220-901 Exam Dump no miss cha flat tar in dull and and this wallet himself watch Find Best 220-901 Preparation Materials With The Knowledge And Skills some rubber and sometimes, his sedan bones are However, are of car. age is pocket a He humble. driving Ford was smoky, environment The all few Latest Release 220-901 Practice Test For Download head to – road, or the surrounding old wrapped trunk and Taurus the silver eleven o rogue heard New Release 220-901 Brain Demos Is The Best Material angry should light could this – program, to day lead knew to sweaty Hannahs bright, be why light Hindbrain, turn. will New Release 220-901 Practice Exam With Low Price the Super New too a of


Leave Comment