El abstencionismo registró una reducción de casi cuatro puntos porcentuales; no obstante, todavía sigue alto.
Según el corte del Tribunal Supremo de Elecciones a las 10:38 p. m., el porcentaje de las personas que no votaron sobre el total de los que tienen derecho a hacerlo alcanzaba el 31%. El resultado del 2006 fue del 34,8%. |
Hasta las 10:38 p. m. se habían entregado los resultados del 59% de las mesas.
Por provincias, Puntarenas es la que registra la mayor abstención, de cerca del 40%; mientras que Limón la que registró la mayor caída del abstencionismo, del 45% en el 2006 al 39% en el 2010.
Cartago se mantiene como la de menor abstención. En esa provincia acudieron a votar casi tres de cada cuatro electores.
Ayer, uno de los centros adonde acudieron bastantes personas a votar fue al Instituto Técnico Profesional de Calle Blancos.
En ese lugar, Jorge Fallas, delegado del Tribunal, estimó que, en promedio, asistieron unas 360 personas por mesa, un 72% del total de las 500 inscritas en cada una.
Leve cambio. Con el resultado de esta elección se frenó la tendencia al alza que registró el abstencionismo entre 1994 y el 2006.
Entre 1962 y 1994 Costa Rica tuvo uno de los porcentajes de abstencionismo más bajos del mundo (del 19%), de acuerdo con datos del historiador Iván Molina.
Pero a partir de ahí empezó a crecer hasta alcanzar en la campaña del 2006 un 34,8%.
En este incremento influye el distanciamiento de los ciudadanos de los dos partidos mayoritarios, según el estudio Abstencionistas en Costa Rica: ¿Quiénes son y por qué no votan?, que publicó la editorial de la Universidad de Costa Rica en el 2005.
En ese estudio se señalan los diferentes motivos por los cuales las personas no votan.
Algunos no lo hacen por causas ajenas a su voluntad, ya sea por razones de salud, laborales o porque están fuera del país; otros por desinterés o apatía y un tercer grupo no acude a las urnas como una forma de expresarse en contra de las opciones políticas vigentes.
Según las conclusiones de este estudio, “la abstención está estrechamente asociada al nivel socioeconómico y educativo, de tal forma que los sectores desfavorecidos son los que se alejan en mayor medida de las urnas”.
Además, los jóvenes se abstienen más que los adultos y los hombres más que las mujeres.
Fuente: La Nación