Una reciente encuesta de la firma Unimer, cuyos resultados fueron divulgados este mes, pone de manifiesto que los ticos no saben adónde ir ni cómo actuar en caso de terremoto.
Hoy, algunos consejos para enfrentarse a ese tipo de emergencia.
En un país donde se registran 150 fallas sísmicas y los terremotos forman parte de la memoria colectiva del costarricense, ¿cuántas personas saben en realidad qué hacer cuando a la tierra le da por moverse con fuerza?
La última encuesta de la firma Unimer para La Nación , efectuada con 1.225 costarricenses de todo el país, reveló que los ticos están muy confundidos en este tema, pues manejan distintas versiones sobre los pasos a seguir en caso de sismo.
Por ejemplo, durante el terremoto de Cinchona, la mitad de los individuos encuestados dijeron haberse quedado quietos, un 12 por ciento buscó una zona al aire libre, 7 de cada 100 se refugiaron bajo el marco de una puerta y 5 de cada 100, corrieron o caminaron de un lado a otro, sin saber dónde ubicarse.
¿Debajo de un mueble o al lado de este?, ¿dentro del carro o fuera del vehículo?… son otras preguntas que demuestran la confusión que impera entre los ticos, ya que prácticamente la mitad (la diferencia entre unos y otros no es significativa) se inclinó por una u otra posibilidad.
Las personas jóvenes, de nivel mayor socioeconómico y con estudios universitarios, optaron en mayor medida, por elegir la segunda alternativa (al lado del mueble o del vehículo).
Otra revelación del estudio es que casi el 70 por ciento de los encuestados asegura nunca haber recibido entrenamiento para saber qué hacer en caso de terremoto y, peor aún, dos tercios confiesan que, transcurrida la emergencia de Cinchona, todavía no han tomado medidas con la familia para enfrentarse a un fuerte movimiento telúrico o tectónico.
¿Cuántos tienen en sus casas medicinas, agua y alimentos que les permitan sobrevivir durante algunos días? Al menos, cuatro de cada diez (un 44 por ciento), aceptan que aún no han hecho nada al respecto, una falta que parece ser mucho más común entre las personas de bajo nivel educativo y de las zonas rurales.
¿Cómo interpretar estos datos? De acuerdo con Carlos Herrera Artavia, jefe del Programa Nacional de Prevención y Preparación para Desastres de la Cruz Roja, tanto desconcierto es comprensible, si se toma en cuenta que en el país no existe una cultura sobre cómo manejar este y otros tipos de emergencias. Los simulacros y los planes de evacuación son escasos y muchas personas ni siquiera los toman en serio.
Calma, calma…
Según este funcionario, acostumbrado a dar charlas sobre el tema, es difícil e irresponsable crear un manual que pueda aplicarse de manera general en caso de sismos, pues todo dependerá de cada persona y del escenario donde se encuentre cada quien.
“Recuerdo que para el terremoto de Limón, hubo un hombre que había ido a charlas, y mientras la gente evacuaba el edificio, él se ocultó debajo de un mueble. Todos se salvaron, menos él”, contó Herrera para explicar que, en materia de terremotos, ningún consejo es 100% seguro.
A su juicio, lo mejor es tomar medidas antes de que suceda una catástrofe. “Debemos revisar y analizar con cuidado nuestra casa y lugar de trabajo; preguntarnos ¿cuáles son las áreas más seguras, qué objetos podrían desplomarse en un temblor, cuál es la salida más próxima, cuáles muebles obstaculizan mi paso o podrían caerme encima, de qué está hecha esta construcción, dónde están las vigas coronas de mi casa, qué había antes en este terreno y qué puede pasar si me coloco aquí ?”, aconsejó Herrera.
Igual sucede si la persona se encuentra en una ciudad, rodeada de edificaciones que podrían colpasar, como lo es el centro de San José. “En cuestión de segundos, hay que pensar qué es lo que más conviene en ese momento: ¿quedarse dentro de un edificio que cumple con los requerimientos sísmicos del país o salir a la calle donde podría matarme el tendido eléctrico? Todo es relativo”, insistió.
De acuerdo con la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias de Estados Unidos (FEMA), el principal consejo que las personas deberían aplicar es mantener la calma en el lugar donde los sorprenda el sismo y evacuar el sitio, cuando sea seguro hacerlo.
“La mayoría de las lesiones ocurren cuando objetos caen sobre la gente al entrar o salir de los edificios”, apunta esta entidad estadounidense.
En relación con este punto, Óscar Carvajal Ramírez, encargado de salud y seguridad ocupacional del servicio 911, insistió en que si las personas no mantienen la calma y corren en estampida, provocarán una mayor tragedia (podrían atropellar o golpear a quienes estén en el camino, caerse y lastimarse).
Un triángulo de cuidado
La confusión que tienen los costarricenses respecto a si lo más apropiado es acostarse a un lado de un mueble o colocarse debajo de este, puede deberse a la difusión reciente de correos electrónicos que hablan del llamado ‘triángulo de la vida’, una teoría creada por el estadounidense Doug Coop, quien dice ser experto en rescates, aunque sus recomendaciones han sido objeto de controversia.
Esta teoría, entre otras medidas, insta a las personas a colocarse en posición fetal al lado de los muebles y carros, ya que, según Coop, se ha comprobado que si alguien se pone debajo o dentro de uno de estos objetos, tiene más probabilidades de morir aplastado. En cambio, al lado de los muebles, se supone que quedará un espacio vacío triangular que, de acuerdo con este hombre, podría salvar la vida. Coop tampoco aconseja situarse bajo el marco de puertas, ni hacer evacuaciones por las escalares.
Tanto Herrera como Carvajal, consideran que al ‘triángulo de vida’ hay que tenerle cuidado. Es una teoría aún en estudio y no puede asumirse como una verdad absoluta. “Todo dependerá del lugar, el tipo de construcción y las circunstancias en las que se encuentre el individuo”, insistió Herrera.
“Si yo me coloco a la par de un mueble inestable también podría lastimarme, y si estoy en un edificio y no utilizo las escaleras de emergencia, ¿por dónde voy a salir? Los ascensores sí que no deberían emplearse”, agregó el cruzrojista.
La Cruz Roja de Estados Unidos también ha puesto en tela de duda la teoría del ‘triángulo de la vida’, e incluso, califica de peligrosas algunas de las medidas propuestas por Coop. La Sociedad de Ingenieros Estructurales de California y El Servicio Geológico de los Estados Unidos tampoco la respaldan.
Los expertos de todas estas organizaciones consideran que Coop formuló su tesis luego de estudiar edificios sometidos a explosiones en Turquía y, por lo tanto, los resultados no pueden aplicarse a otros países, donde los códigos de construcción son diferentes.
Además, insisten en que “no todo lo que se difunde en la red debe tomarse como cierto”.
Fuente: La Nación, 22 de febrero 2009