En Costa Rica, 307.781 jóvenes de 12 a 35 años no forman parte de la fuerza laboral del país ni tampoco están matriculados en el sistema educativo público ni privado.
Esta cifra representa el 17% de la población en ese rango de edad que existe en el país, la cual suma unos 1,8 millones de personas.
Este fue uno de los hallazgos del estudio llamado Gentico, realizado por la empresa Unimer y Kölbi, con el objetivo de perfilar las generaciones del país a la realidad costarricense y entender cómo se comportan.
La investigación, que se presentó este martes, se llevó a cabo entre el 17 y 29 de agosto de este año. Para esta, se realizaron entrevistas, cara a cara, a 1.200 costarricenses de entre los 12 y los 35 años. El margen de error es de 2.8 puntos porcentuales.
Según el análisis, actualmente, las personas que solo trabajan representan el 33% del total de los jóvenes, o sea, unos 594.000 personas en ese rango de edad; los que solo estudian son el 38% (684.000) de los menores de 35 años y los que estudian y trabajan representan el 12% (216.000).
El 17% jóvenes que no estudian ni trabajan (ninis), según Unimer y Kölbi, coincide con el porcentaje dado a conocer, en 2016, por el Informe del Estado de la Región, realizado por el Programa Estado de la Nación (PEN) y adscrito al Consejo Nacional de Rectores (Conare).
Sin embargo, en este caso, la edad de la población de jóvenes utilizada estaba entre los 15 y 24 años. En ese rango de edad, los ninis eran 150.000.
El estudio de Unimer y Kölbi no revela las causas de que esa población no estudie ni esté incorporada al sector productivo. Sin embargo, Andrés Romero, director nacional de Empleo del Ministerio de Trabajo, explicó que esto tiene que ver con la pobreza. Según indicó, una de las características de los ninis es que aproximadamente el 80% no tienen la secundaria completa.
«Además, no tienen experiencia laboral y tampoco competencias para el mercado laboral, están en una situación de pobreza y no existe la posibilidad de invertir en estudios. El cuido también es relevante en estos casos», dijo Romero.
Según el funcionario, justamente, para intentar incorporar a los ninifnis en el mercado existen en el Ministerio de Trabajo iniciativas como Empléate, que promueve la inserción laboral de los jóvenes a través de capacitaciones, apoyo económico y el suministro de información. En el 2016, unos 7.944 jóvenes en todo el país iniciaron sus procesos de capacitación técnica con este programa.
Además, existe el programa Mi Primer Empleo el cual paga un incentivo de ¢1.456.000 a las empresas por cada trabajador que contraten y que tenga una de tres características: que sea menor de 35 años, mujeres de cualquier edad y personas con alguna discapacidad.
El Ministerio de Educación (MEP) intenta captar a la población que se encuentra fuera del sistema educativo con el programa Yo me Apunto que busca la reinserción, permanencia y el éxito educativo de los jóvenes que no estudian.
La cobertura del MEP en secundaria es del 78,8% de la población. O sea, que existe un 21,2% de jóvenes de 12 a 17 años que no asiste al colegio.
María Alexandra Ulate, coordinadora de Yo me apunto, indicó que esta iniciativa involucra más de 12 alternativas, en 168 centros, para atender a esta población de acuerdo a sus necesidades, por ejemplo, colegios nocturnos o modalidades para adultos. Actualmente, 120.000 personas forman parte del plan.
«Gracias a esta iniciativa, el año pasado se logró la bajar la deserción en secundaria de 9,2% a 8,4%. Los jóvenes que se atienden están en las zonas más vulnerables. Trabajamos en coordinación con Puente al Desarrollo donde se visitan los hogares pobres y se hace un trabajo para reincorporar a los que no estudian al sistema educativo», añadió Ulate.
Fuente: La Nación, 24 de octubre 2017